La diosa expresa:
Soy la gran madre, venerada por la creación y he
existido mucho antes que su conciencia. Soy la
principal fuerza femenina, ilimitada y eterna.
Soy la casta diosa de la Luna, la señora de
toda la magia. El viento y el movimiento de las
hojas cantan mi nombre, llevo la Luna creciente
sobre mi frente y mis pies descansan
sobre el estrellado cielo. Soy un campo intocable
por el arado. Regocíjate en mi y conoce la
plenitud de la juventud.
Soy la madre bendita, la misericordiosa.
Señora de la cosecha. Estoy cubierta con la
profunda y fresca maravilla de la tierra y con
el oro de los campos abundante como el grano.
Por mí las corrientes de la tierra son reguladas;
todas las cosas llegan a la fructificación de
acuerdo a mi estación.
Soy refugio y curación. Soy la madre
que da la vida, extraordinariamente fértil
Venérame como la arpía, vigilante del inquebrantable
ciclo de la muerte y del renacimiento.
Soy el retorno y la sombra de la Luna. Regulo
las corrientes de las mujeres y los hombres y
doy alivio y renovación a las almas fatigadas.
Aunque la oscuridad de la muerte es mi dominio,
la alegría del renacimiento es mi regalo.
Soy la diosa de la Luna, la tierra, los mares.
Mis nombres y fuerzas son múltiples. Derramo
magia y poder, paz y sabiduría. Soy la eterna
doncella, madre de todo y arpía de la oscuridad
y te envío mis bendiciones sin límites de amor. *
La diosa es la fuerza femenina; esa porción del último
recurso de energía que creó el universo. Ella es toda
mujer, toda fertilidad, todo amor.
En Wicca ella es la que está, tal vez, más estrechamente asociada con la Luna; esto no significa que los practicantes de Wicca veneran a la Luna, sino que ellos simplemente la ven como un símbolo celestial del poder, tanto de forma evidente como de forma no evidente, de la diosa. Algunos practicantes de Wicca llaman a la diosa Diana en su aspecto lunar. La mayoría se reúnen para
venerarla en las noches de Luna llena de cada mes.
Ella es a menudo asociada con la tierra. El planeta entero es una manifestación de la energía de la diosa. Un ejemplo lo constituye los poderes de la madre naturaleza.
Los practicantes pueden venerarla en este aspecto como Gaea, Demeter, Astarte Kore y con muchos otros nombres.
La diosa está inexorablemente vinculada con las mujeres en general. Antiguamente el parto, la menstruación y otros misterios de las mujeres eran celebrados con rituales
religiosos. Inclusive, en la actualidad, muchos grupos feministas de la religión de la Wicca realizan estos rituales.
En verdad, el renacimiento de la veneración a la diosa durante los últimos años ha tenido en general una dramática influencia: las mujeres occidentales, a quienes les
ha sido negado por largo tiempo el aspecto femenino de la divinidad (salvada, exclusivamente, por la disimulada veneración de María en la iglesia católica)
En la actualidad muchas mujeres están involucradas en la política en busca de la bien merecida igualdad en la sociedad. Otras están activas en campañas antinucleares;
algunas están orientadas por una divinidad femenina y no invocan a dios en sus rituales. Este es el resultado de miles de años de la orientación masculina en la religión.
Tal vez la mayoría de los practicantes de Wicca conocen a la diosa en tres aspectos correspondientes a los tres estados de vida; estas son la doncella, la madre y la
arpía. La declaración de la diosa que precedió estas palabras, tuvo en cuenta, ampliamente, estas etapas.
El triple aspecto también se relaciona con las fases de la Luna. La doncella corresponde a la Luna nueva. La madre a la Luna llena y la arpía (también llamada la
bruja o la abuela sabia) a la Luna menguante.
Los miembros de Wicca perciben a la diosa en el diario vivir. El nacimiento de una idea nueva o las flores que abren sus capullos, son vistas como manifestaciones
provenientes de la abundancia de la Madre Tierra. El proceso de iniciación del embarazo y el nacimiento también están ligados con la diosa.
S c o t t C u n n i n g h a m